La Osteopatía Sacrocraneal —o Craneosacral— actúa sobre la movilidad de los huesos del cráneo, producida por la fluctuación de presión del líquido cefalorraquídeo. Esta movilidad, en forma de onda es transmita por la médula espinal hasta el sacro, donde también se produce un suave movimiento en armonía con el del cráneo. También se trabaja en las membranas, ventrículos y en el mismo tejido cerebral. Este tratamiento produce una armonización muy profunda del paciente, que alcanza estados de gran relajación. Mediante este tratamiento, el cuerpo gana en recursos de salud, gracias al profundo “descanso” alcanzado por el sistema.
Otra corriente de la osteopatía craneosacral es la Biodinámica; una visión más sutil, que considera la existencia de una fuerza vital, el “Aliento de vida”, alrededor del cual se organiza el funcionamiento corporal. Este Aliento de Vida se expresa en unos ritmos aún más lentos y sutiles que el producido por el líquido cefalorraquídeo; las Mareas.
La Osteopatía Craneosacral ayuda en el tratamiento de alteraciones del sistema nervioso, especialmente relacionados con los pares craneales, nauseas, vértigo, acúfenos, visión borrosa, cefaleas, sinusitis, alteraciones del comportamiento, como agresividad, depresión falta de memoria y concentración, alteraciones hipofisiarias, stress, agotamiento, problemas emocionales…
Es la técnica de elección en el tratamiento de bebés y niños, en los que se tratan las consecuencias del parto, como mala posición de los huesos, dificultades al mamar, mala posición de la cabeza, dificultades motrices, retraso en el gateo, cólicos, insomnio…
También es muy adecuada en el acompañamiento del proceso del embarazo, y tengo experiencia en casos de apoyo a la fertilidad con muy buenos resultados.
Suelo usar la terapia craneosacral como integradora del trabajo hecho en la estructura. Calma, asienta un trabajo anterior más dinámico, favoreciendo que el cuerpo lo asimile mejor.